Las principales sociedades científicas acuáticas del mundo manifestaron que es urgente disminuir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero
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En una acción conjunta 110 sociedades científicas relacionadas con el estudio de las ciencias acuáticas las cuales agrupan a 85.000 científicos de todo el mundo, realizaron un llamado de alerta sobre el cambio climático, en el que solicitan la reducción las emisiones globales de gases de efecto invernadero para aminorar los impactos sobre los ecosistemas acuáticos y sus servicios ecosistémicos. La misiva plantea que se proyectan impactos graves sobre la salud humana y la economía global.
En este contexto los académicos de la Sociedad Chilena de Limnología (SCL) y el grupo interdisciplinario de Limnología de la UACh: Stefan Woelfl, Jorge Nimptsch, Luciano Caputo, Konrad Gorski, Pablo Fierro, Jorge Jaramillo y Nicole Colin suscribieron dicha declaración.
Jorge Nimptsch, investigador y académicos del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas, y actual presidente de la Sociedad Chilena de Limnología, dice que “el cambio climático y sus impactos afectarán la hidrología de todas las cuencas del país. La gestión de los recursos hídricos en Chile es una tarea de máxima importancia donde la evidencia científica nacional e internacional deben ser tomadas en cuenta. Urge la necesidad de repensar como estamos gestionando y protegiendo nuestras reservas de agua. Por un lado, tenemos normativas homogéneas a lo largo de Chile, a pesar de tener una gran heterogeneidad de climas y disponibilidad natural de agua en los territorios. El mensaje es claro, debemos apuntar hacia un manejo de ecosistemas de agua dulce como lo propuso el mismo Ministerio de Medio Ambiente (MMA) en 2010, donde se reconocen cinco ecorregiones de sistemas acuáticos continentales en el país: Atacama, Altiplano, Mediterráneo, Lagos Valdivianos y Patagonia”, dijo.
Evidencia innegable
Dentro de algunos cambios más evidentes, los académicos coinciden en que en Chile se ha evidenciado el calentamiento donde -por ejemplo- los cambios en los patrones de precipitación han promovido el incremento de desastres naturales en las cuencas hidrográficas del país, más concretamente existe un aumento de aluviones en la zona centro norte del país como consecuencia del derretimiento abrupto de los glaciares.
Otro ejemplo es la completa desaparición del glaciar Echaurren durante las últimas dos décadas. Esto es preocupante porque este glaciar alimentaba de forma natural a Laguna Negra principal fuente de agua potable para la ciudad de Santiago.
En el sur austral, por otro lado, el deshielo acelerado de los glaciares cordilleranos está generando cuantiosos aportes de agua dulce que llega a los estuarios y fiordos durante la época cálida (primavera/verano). Estos aportes de agua dulce, fría, y muy diluidas en nutrientes afectan la productividad primaria del océano adyacente, fenómeno conocido como freshening.
Otro efecto evidente del cambio climático, por otro lado, es el incremento en la recurrencia de florecimientos estivales de cianobacterias (Ej. Villarrica, Torca o Vichuquen) o de dinoflagelados y diatomeas, observadas en el Mar interior de Chiloé. Estos florecimientos son favorecidos precisamente en cuerpos de agua que han sido impactados por la acción humana que aporta nutrientes a los sistemas acuáticos. Por ende, los cambios de usos de las cuencas y el Cambio Climático son factores sinérgicos que deben ser considerados de forma conjunta en todo tipo de planes de adaptación al Cambio Climático y sus impactos negativos en los ecosistemas.
“Avanzar en la gestión integrada de cuencas hidrográficas en las distintas ecorregiones del país, considerando los escenarios y proyecciones del Cambio Climático, es hoy en día una tarea urgente que debe convocar a los políticos, la academia y la participación ciudadana de forma vinculante. No hay más tiempo que perder, sin ecosistemas acuáticos sanos, la salud de los seres humanos y no humanos estará en inminente riesgo”, dice Jorge Nimptsch.
En conjunto, los científicos locales plantean que “la actual estrategia de conservación de humedales propuesta por el MMA (en licitación) debe ser ampliamente socializada y discutida. Actualmente esta estrategia, por ejemplo, no considera como objeto de protección a las turberas, las cuales albergan una gran diversidad biológica, representando además, dentro todos los ecosistemas acuáticos, los mas grandes fijadores de carbono. Su no inclusión en la futura implementación de la Estrategia pone en riesgo su conservación. Si las turberas son degradadas por acción humana perderemos su importante función como secuestradores de carbon. Su degradación implicará una gran liberación de CO2 a la atmósfera lo que repercutirá en el clima y aumentos de temperatura”.
Ver la declaración publicada el 14 de septiembre de 2020